Las Ciudades estado europeas

Hacia el final de la Edad media y el principio del Renacimiento, gracias al desarrollo del comercio, en Europa, especialmente en Italia comenzaron comenzaron a surgir Ciudades estado, muy similares a las antiguas Polis griegas.

Hubo muchas ciudades estado destacadas en Italia, las cuales, a diferencia de las que hoy se encuentran en los actuales países de Francia y España, no se unificaron para formar monarquías, principalmente debido a los intereses comerciales de sus dirigentes y a los deseos del Papa de construir feudos bajo su protección.

Entre las Ciudades estado italianas más importantes se encontraban Milán, dirigida por la familia de los Visconti durante 120 años, Venecia,  considerada la más poderosa de todas, y Genova, donde se vendía caña de azúcar, vinos y brocados de oro, entre otras maravillas traídas de oriente.

Tanto en las Monarquías nacionales como en las Ciudades estado, las sociedad estaba dividida en estamentos que se diferenciaban entre sía por las actividades económicas que realizaban, y dentro de ellos se encontraban los gremios, que eran grupos de artesanos o burgueses.  Esta forma de organización social y política, llamada Antiguo régimen, estaba integrada por tres estamentos: la nobleza, el clero y el tercer estado que agrupaba a los burgueses, los artesanos y los campesinos.

Las Ciudades estado, además de convertirse en grandes centros de intercambio comercial, constituyeron plataformas de intercambio cultural y científico ya que eran lugares conde había una mayor libertad.

Casa taller de un gremio

A pesar de las restricciones impuestas por los gremios o la iglesia, en las Ciudades estado la producción artesanal y el intercambio de mercancías, permitieron que hubiera un espíritu más libre y de tolerancia, donde los burgueses establecían contacto con gente de otras culturas como los árabes, quienes si bien eran mal vistos por la iglesia católica, eran reconocidos por su arte, sus especias y su producción textil y perfumera, objetos codiciados entre los europeos. 

Las condiciones de las Ciudades estado condujeron a que su gobierno fuera distinto al sistema feudal de la Edad media; en ellas, el gobierno se basaba en un sistema de representatividad, donde los municipios y ayuntamientos eran designados por los gremios y corporaciones, y donde se difundía la idea de que en las ciudades había individuos y ciudadanos, ya no siervos o vasallos como en la Edad Media.

Gracias a todo lo anterior, en las Ciudades estado italianas comenzó a surgir el Humanismo y el arte del llamado Renacimiento.