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miércoles, 17 de septiembre de 2014

El Señor Millón.

Marco Polo
Quiero hablaros de aquel extraordinario viajero veneciano que fue Marco Polo. Digo viajero porque él no fue un explorador en el puro sentido de la palabra, ya que todos los viajes que llevó a cabo habían sido ya realizados por muchos otros, como, por ejemplo el musulmán Ibn Battuta y los frailes franciscanos  Giovanni da Pian el Carpine y Gugliermo di Rubriquis, sólo por citar a los más famosos. Pero a diferencia de los otros, Marco Polo tuvo el mérito de escribir minuciosa y fielmente los lugares usos y costumbres de muchos pueblos e los que en Occidente no se había oído hablar nunca, revelando un mundo nuevo y abriendo camino para los futuros exploradores de aquellos lejanos países.

Marco Polo ante Khan Kubilay. Pintado por Tranquillo Cremona
Marco era hijo de Nicolás y sobrino de Mateo, dos animosos comerciantes venecianos que ya se habían aventurado en el corazón del Asia central para comprar joyas, especias y seda, y habían residido por largo tiempo en la corte del gran Khan Kubilay, recibiendo benévola acogida. El Khan les había rogado que volvieran a visitarle, llevándole “cien hombres de cultura” seleccionados por el Papa para que les enseñara las artes y las ciencias de la lejana Europa. 

De vuelta a su patria, los Polo supieron que el Papa había muerto y como la elección del nuevo pontífice iba para largo, después de dos años de espera, reemprendieron el camino de Oriente llevando consigo a Marco, con 17 años, y dos frailes.

La ruta de los viajes de Marco Polo
A través de Persia, siguieron el camino de las montañas, penetraron en el desolado Pamir –el techo del mundo-, se adentraron en el alto desierto hasta Kaschgar, en la falda del Tíbet, y de allí, siguiendo la ruta de las antiguas caravanas, llegaron a China después de casi cuatro años de viaje, durante los cuales había anotado minuciosamente en su diario las mil peripecias y los mil peligros afrontados.

El Gran Khan simpatizó en seguida con aquel joven de aire inteligente, le colmó de honores y después de haberle confiado el gobierno de la ciudad de Yangchow durante tres años, lo envió en varias misiones diplomáticas a Birmania y a los confines de la India. 
Templos de Bagan, Birmania.

Marco viajaba, aprendía las lenguas y anotaba todas las cosas maravillosas que se presentaban ante su mirada fascinada; caminos amplios cartas de crédito, rondas nocturnas de policías, grandes caminos elevados, puentes tan altos como para permitir el paso de las naves. Y se dio cuenta de que, la “salvaje China” había alcanzado un nivel se civilización todavía desconocido en Europa.
Puente de la Antigua China

Y mientras tanto su padre y su tío continuaron enriqueciéndose, traficando en los más variados comercios. 

Transcurrieron así diecisiete años, al cabo de los cuales el soberano de Persia, sobrino del Gran Khan Kubilay, hizo saber a su tío que se había quedado viudo y le rogó le enviara una nueva mujer. El Khan eligió una chinita de diez y seis años de edad, y de la encomendó a Marco Polo para que la llevara a su destino con una flota de 14 naves y una escolta de 600 hombres. El viaje duró cerca de dos años, y cuando llegaron a su destino, supieron que el prometido esposo había muerto.

Pero la princesa no quería entender que todo aquel viaje fuese para nada y pensó que ya que había llegado hasta allí para casarse, daba igual pues hacerlo con el hijo del difunto. ¿Y los Polo?, bien. Los Polo desde Persia volvieron a Venecia después de una ausencia total de veinticuatro años. Inútil decir que Marco no paraba de contar las cosas que había visto y eran tan maravillosas que parecían increíbles así que sus conciudadanos le dieron el sobrenombre de “señor el Millón”, considerándolo exagerado, fanfarrón, sin embargo, las exploraciones realizadas años después, confirmaron la verdad de su historia
Los Polo parten de Venecia
"Li Livre du Graunt Caam",  Johannes (1400)
Biblioteca Bodleian, Oxford

Tomado de: Frugis, S. (1975). El Mundo del Saber: Las grandes aventuras. España: Organización Editorial Novaro.

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