Marco Polo |
Quiero hablaros de
aquel extraordinario viajero veneciano que fue Marco Polo. Digo viajero porque
él no fue un explorador en el puro sentido de la palabra, ya que todos los
viajes que llevó a cabo habían sido ya realizados por muchos otros, como, por
ejemplo el musulmán Ibn Battuta y los frailes franciscanos Giovanni da Pian el Carpine y Gugliermo di
Rubriquis, sólo por citar a los más famosos. Pero a diferencia de los otros,
Marco Polo tuvo el mérito de escribir minuciosa y fielmente los lugares usos y costumbres de muchos
pueblos e los que en Occidente no se había oído hablar nunca, revelando un
mundo nuevo y abriendo camino para los futuros exploradores de aquellos lejanos
países.
Marco Polo ante Khan Kubilay. Pintado por Tranquillo Cremona |
Marco era hijo de
Nicolás y sobrino de Mateo, dos animosos comerciantes venecianos que ya se
habían aventurado en el corazón del Asia central para comprar joyas, especias y
seda, y habían residido por largo tiempo en la corte del gran Khan Kubilay,
recibiendo benévola acogida. El Khan les había rogado que volvieran a
visitarle, llevándole “cien hombres de cultura” seleccionados por el Papa para
que les enseñara las artes y las ciencias de la lejana Europa.
De vuelta a su
patria, los Polo supieron que el Papa había muerto y como la elección del nuevo
pontífice iba para largo, después de dos años de espera, reemprendieron el
camino de Oriente llevando consigo a Marco, con 17 años, y dos frailes.
La ruta de los viajes de Marco Polo |
A través de Persia,
siguieron el camino de las montañas, penetraron en el desolado Pamir –el techo
del mundo-, se adentraron en el alto desierto hasta Kaschgar, en la falda del
Tíbet, y de allí, siguiendo la ruta de las antiguas caravanas, llegaron a China
después de casi cuatro años de viaje, durante los cuales había anotado
minuciosamente en su diario las mil peripecias y los mil peligros afrontados.
El Gran Khan
simpatizó en seguida con aquel joven de aire inteligente, le colmó de honores y
después de haberle confiado el gobierno de la ciudad de Yangchow durante tres
años, lo envió en varias misiones diplomáticas a Birmania y a los confines de
la India.
Templos de Bagan, Birmania. |
Marco viajaba,
aprendía las lenguas y anotaba todas las cosas maravillosas que se presentaban
ante su mirada fascinada; caminos amplios cartas de crédito, rondas nocturnas
de policías, grandes caminos elevados, puentes tan altos como para permitir el
paso de las naves. Y se dio cuenta de que, la “salvaje China” había alcanzado
un nivel se civilización todavía desconocido en Europa.
Puente de la Antigua China |
Y mientras tanto su
padre y su tío continuaron enriqueciéndose, traficando en los más variados
comercios.
Transcurrieron así
diecisiete años, al cabo de los cuales el soberano de Persia, sobrino del Gran
Khan Kubilay, hizo saber a su tío que se había quedado viudo y le rogó le
enviara una nueva mujer. El Khan eligió una chinita de diez y seis años de
edad, y de la encomendó a Marco Polo para que la llevara a su destino con una
flota de 14 naves y una escolta de 600 hombres. El viaje duró cerca de dos
años, y cuando llegaron a su destino, supieron que el prometido esposo había
muerto.
Pero la princesa no
quería entender que todo aquel viaje fuese para nada y pensó que ya que había
llegado hasta allí para casarse, daba igual pues hacerlo con el hijo del
difunto. ¿Y los Polo?, bien.
Los Polo desde Persia volvieron a Venecia después de una ausencia total de
veinticuatro años. Inútil decir que Marco no paraba de contar las cosas que
había visto y eran tan maravillosas que parecían increíbles así que sus
conciudadanos le dieron el sobrenombre de “señor el Millón”, considerándolo
exagerado, fanfarrón,
sin embargo, las
exploraciones realizadas años después, confirmaron la verdad de su historia.
Los Polo parten de Venecia "Li Livre du Graunt Caam", Johannes (1400) Biblioteca Bodleian, Oxford |
Tomado de: Frugis, S. (1975). El Mundo del Saber: Las grandes aventuras. España: Organización Editorial Novaro.
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