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viernes, 27 de marzo de 2020

El Segundo Imperio Mexicano

México en el siglo XIX era un lugar más que caótico, entre los cambios precipitados de presidente, la indecisión para determinar un solo sistema de gobierno, y las intervenciones de España, Francia y los Estados Unidos, el naciente país se encontraba en bancarrota y lleno de toda clase de problemas políticos.

Como consecuencia del último cambio de sistema de gobierno, la joven república había perdido los estados del norte y Yucatán se encontraba en rebeldía, además de que los gobernadores de Michoacán, Melchor Ocampo, y de Oaxaca, Benito Juárez, no reconocía la presidencia de Antonio López de Santa Anna.

Todo ello llevó a que los liberales del país se aliara, depusieran a Santa Anna y crearán una constitución en 1857, la primera que junto con las Leyes de Reforma, consideraba derechos ciudadanos y que intentaba separar al gobierno de la iglesia.

La constitución acentuó las irreconciliables diferencias entre los partidos liberal y conservador que manejaban la política mexicana, provocando una guerra de tres años que en México llamamos la Guerra de Reforma.

Es allí donde realmente comienza nuestra historia...

Durante la guerra de Reforma, un grupo de conservadores mexicanos, entre quienes estaba Juan Nepomuceno Almonte, hijo de Morelos el héroe de la independencia viajaron a Europa con la idea de conseguir un rey para México.

Juan Nepomuceno, el embajador José Manuel Hidalgo y Esnaurrizar y algunos otros emprendieron la misión de conseguir un rey para México, y para encontrarlo acudieron a uno de los hombre más poderosos de Europa, el nuevo emperador de Francia Napoleón III. (El pequeño Napoleón que había convencido al pueblo francés de votarlo emperador). 

Napoleón III no dudo en ayudar a la delegación Mexicana a encontrar un príncipe, puesto que la tarea también sería a su conveniencia, dado que si en México hubiera un monarca europeo que el controlara el imperialismo de Francia se vería favorecido.

Mientras todo eso ocurría, en México el gobierno liberal (legitimo) de Benito Juárez, se disputaba la república con el gobierno por golpe de estado de Miguel Miramos y los conservadores, ambos tratando de obtener reconocimiento oficial y dinero con que ganar la guerra.

Al final el gobierno de Juárez se impuso debido a sus tratos con los Estados Unidos, donde ofrecía ceder una gran cantidad de territorio mexicano a cambio de ayuda para ganar la guerra.

Con la guerra de Reforma perdida, los conservadores redoblaron esfuerzos en Europa y con la ayuda de Napoleón solicitaron a un príncipe austriaco, un segundo hijo sin derecho a nada, peleado con su hermano el rey y con un hambre increíble de demostrar su valor, que viniera a gobernar México.

Ese príncipe era Maximiliano de Habsburgo.

Maximiliano, al principio no quería venir a México así que pidió muestras de que la gente lo quisiera, cosa de la que los conservadores se encargaron presentando cientos de cartas donde los mexicanos supuestamente le pedían que viniera. Al final, considerando su situación y con la presión de su esposa Carlota Amelia (princesa de Bélgica), aceptó convertirse en soberano de México.

Los nuevos emperadores de México Maximiliano y Carlota llegaron a México en barco a Veracruz, y empezaron la aventura de gobernar un país dividido políticamente por dos partidos que se odiaban, y además en guerra, pues un año antes había sido invadido por los franceses quienes mantenían el control de la capital.
¿Te acuerdas de la batalla del 5 de mayo?,  esa donde peleamos con los franceses porque otra vez les debíamos dinero, bueno, pues esa la ganó México, pero todas las demás las perdió y os franceses ocuparon la capital y Juárez tuvo que huir hasta Chihuahua.

Maximiliano era un monarca bastante iluso y distraido a quien no le interesaba los asuntos de guerra por lo que dejó esos asuntos en manos de los Francese y en lugar de ganar la guerra se dedicó a embellecer la capital, a él le debemos el Palacio de Chapultepec actual, las mejoras a Palacio Nacional y la avenida Reforma de la Ciudad de México, y a escribir leyes y decretos para un México en paz que todavía no existía.

Además, resultó que Maximiliano no era conservador, sino liberal. Las leyes que Maximiliano y Carlota escribieron eran sumamente modernas para México, en cuestiones de gobierno e iglesia eran aún más radicales que las Leyes de Reforma de Juárez, además escribieron leyes donde protegían a los indígenas y sus tierras, donde establecían un sistema de educación pública que en México en ese entonces era completamente desconocido, decretaron la creación de un museo Nacional de Historia y encargaron la creación de imágenes de los héroes de la independencia, esos que ahora reconocemos como imágenes oficiales.

Max, el segundo emperador reinó por tresaños, sin preocuparse realmente de la guerra hasta que no le quedó otro remedio que verla a los ojos cuando Napoleón III le quitó al ejercito francés. Carlota fue a Europa a pedir apoyo y allá perdió la razón. Mientras él trataba de no perder la guerra se refugió en Querétaro donde fue hecho prisionero, juzgado como traidor a la patria (que según los liberales no era suya) y fusilado.

El segundo imperio mexicano tiene muchas curiosidades y chismes, pero tal vez el de la muerte de Maximiliano sea en más llamativo pues el dijo antes de morir "Voy a morir por una causa justa, la de la independencia y libertad de México ¡que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria!, ¡viva México!, esto es de resaltar porque verdaderamente su sangre terminó las guerras entre liberales conservadores que tanto daño le había hecho al país y determinó un sólo modelo de gobierno que perduró muchos años después de él.

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